Con esta oferta se presenta la empresa Eliminalia, dedicada
a suprimir de la red “cualquier información, artículo o comentario que aparezca
sobre usted o su empresa” que no sea de su agrado. Ya sabíamos que en Facebook
y otras redes sociales uno puede crearse una identidad a medida, pero a raíz de
la sentencia del pasado 13 de mayo del TJUE, que reconoció a un ciudadano el
derecho al borrado de datos lesivos por parte de Google, ahora será más fácil desvanecer
las huellas de hechos reales y comprobados.
Los medios siempre han tenido que lidiar en los tribunales
para defender el derecho a la información frente al derecho al honor, la
intimidad y la propia imagen esgrimido por los demandantes. Es un terreno
resbaladizo, dos garantías que chocan y resoluciones que no siempre han podido ser
justas, pero en todo caso es un pleito entre el emisor de la información y el
afectado por ella. Hoy es el mayor motor de búsqueda en internet el que ha sido
obligado a eliminar los enlaces a informaciones publicadas en el pasado sobre
un particular por ser consideradas lesivas y carentes de relevancia. El cambio
de criterio se basa en que Google ha tenido forzosamente que dar un tratamiento
a esa información para indexarla, y por tanto se convierte en generador de datos.
Es cierto que la información no es borrada, el medio
original continúa ofreciéndola (salvo que otra sentencia lo obligue a
eliminarla), sin embargo ya no es rastreable en la red, y, seamos francos,
¿cuántos de nosotros acudimos a la hemeroteca o contrastamos la información con
otros sistemas de búsqueda? Me temo que casi nadie; el primer resultado que
arroje Google será el que demos por válido y veraz.
Estoy viendo ahora la reveladora serie House of Cards, en la
que un político del congreso norteamericano desgrana el arte de la conspiración
y la manipulación con un fascinante movimiento de hilos digno de Vito Corleone.
Los 220 políticos y 7 entidades financieras nacionales e internacionales que
han reclamado los servicios de Eliminalia me hacen pensar en un futuro
reconstruido, donde será aún más difícil conocer la verdad y algunos delitos
(impunes o juzgados) podrán olvidarse rápidamente, gracias a que los
“borradores de pasado” también ofrecen “crear nuevas informaciones sobre su
empresa de modo que en las primeras páginas de los buscadores solo salgan
noticias positivas”.
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