domingo, 27 de julio de 2008

EL INQUIETANTE UNIVERSO DE LAS RUBIAS EN TANGA Y LOS CHICLES DE FRESA

Cuando paso demasiado rato dandole vueltas a algo tortuoso no puedo evitar pensar en esa escena de Annie Hall (¿era en Annie Hall?) cuando Woody Allen lleva a su chica por enesíma vez a ver un documental sobre el exterminio de los judios.

Hoy he abierto la maleta. La ya célebre maleta. He escaneado cientos de imágenes y he buceado en un pasado repleto de heridas mal cerradas.


Lo que me tranquiliza es que cuanto más escribo de todo esto, más despejada y luminosa encuentro mi vida cotidiana. Es muy valioso poder inventarse un marco donde encerrar a los fantasmas, para que jueguen y se diviertan.

Sanva me dijo una vez que una imagen que a él le divertía era una playa paradisíaca llena de rubias en tanga comiendo chicles de fresa. Reconozco que como icono funciona. Pero a mi me resultaría un poco inquietante estar en ese escenario. No se, me imagino como en uno de esos sueños en los que de repente te das cuenta de que estas desnudo. Pero yo, en lugar de desnudo, estoy vestido de negro, como un predicador, sudando a mares, en medio de un circulo formado por las rubias en silencio mascando su chicle mientras me observan con cierta repugnancia.

Hoy le he regalado a mi hermano "A State of Wonder", el estuche con las dos grabaciones de las Variaciones Goldberg que hizo Glenn Gould en 1955 y 1981, un año antes de morir. No he podido evitarlo y he comprado otro para mi.

The purpose of art is not the release of a momentary ejection of adrenaline but rather the gradual, lifelong construction of a state of wonder and serenity

Voy a poner la versión del 55. Acaba de llegar Lucía. No pienso decir una sola palabra del exterminio de los judios. Estar ahora aqui es lo mejor que me ha pasado en la vida.

viernes, 25 de julio de 2008

EDDIE

Yo, de adolescente, era rockabilly. Iba con gente como yo, con tupé, botas camperas, tejanos ajustados, las chicas con can-can. Ibamos a bailar rock and roll y a tomar cerveza. A veces la cosa se ponía densa, pero en general el tono era festivo.
En realidad yo no me identificaba mucho con la mayoría de la gente con la que iba. Había algo, para mi importante, que no podía compartir con ellos, algo que tiene que ver con las inquietudes, o maneras de entender ciertas cosas de carácter mucho más íntimo. Pero compartíamos una pasión, había camaradería, pertenecíamos a algo. Ibamos a la contra de muchas cosas, o así lo sentíamos.

No era el mejor momento de mi vida. Era una época jodida. Ese mundo me daba intensidad. Legitimaba mis contradicciones, mi dolor. Nuestros héroes eran personajes que sentían cosas parecidas a lo que yo sentía. Gente que se rebelaba, que sufría y se marginaba del resto. Eran héroes que caminaban hacia un abismo porque sabían que lo que dejaban atrás era peor.

Durante muchos años he renegado de esa época. Vendí casi todos mis vinilos (me duele físicamente cada vez que lo pienso), y apenas guardo fotos. Pero últimamente vuelvo a escuchar esa música y consigo recordar cosas bonitas de todo aquello.

Todos teníamos un referente, algún cantante que nos gustaba más que los demás, y lo sabíamos todo de él, éramos fans. El mío era Eddie Cochran. Llegué a pertenecer al club de fans, íbamos a concentraciones y pasábamos el fin de semana escuchando su música y bailando. Era muy loco todo, porque éramos chavales de 15 años en los años 80, cuando todo estaba en ebullición, empeñados en vivir como en los años 50, cuando el mundo era una mierda.

Hay una peli que me encanta, The Wanderers de Philip Kaufman, que transmite muy bien todo esto. La grandeza y la tristeza de la pertenencia al grupo en plan ghetto, cómo te salva y cómo te impide avanzar.

Esta mañana me desperté cantándole a mi niña sin nombre una canción de Eddie


miércoles, 23 de julio de 2008

FORMAS

No se trata de romper moldes, sino los propios moldes; las formas que uno se impone y rara vez se replantea.

No importa tanto el aspecto de algo como su significado. Agradezco cada vez más los envoltorios simples, sin lacitos ni "espero que te guste". Algo de apariencia improvisada pero lleno de intencionalidad, que envuelva una idea sencila y cargada de significado. Que la forma responda solo a una manera aproximada en que esa idea se podía comunicar, casi como un boceto, algo inacabado, en bruto, donde se intuya un potencial que aún no está desarrollado.

Hablo de historias, de narraciones: fotos, libros, películas, no importa. Aplíquese, si se quiere, todo lo anterior también a las personas.

Sobre todo: no me den historias resueltas, donde todo se explique por la relación causa-efecto. Quiero ver personajes que no tengan respuesta para las preguntas que les acechan. Sino, no me puedo identificar.

Quiero tanto misterio como sea posible.

lunes, 21 de julio de 2008

INUNDACIONES

La tristeza que no se transforma en lágrimas inunda otros órganos

jueves, 17 de julio de 2008

FARSA

Matías
Todos deberiamos llevar unos sensores que se activaran ante cualquier indicio de farsa. Que pitaran fundamentalmente al detectar nuestra farsa ante los demás, que es la que menos percibimos.
Lucía
¿Y como funcionaría el mundo, entonces, si no hubiera ficción?

martes, 15 de julio de 2008

ARLES

Es un ritual que me encanta. Pasear por las calles adoquinadas. Ir del anfiteatro al parque de los Ateliers y ver allí exposiciones entre ruinas. Entrar en la iglesia de Sainte-Anne y, como un creyente, recorrer sus muros hasta el altar, extasiado, viendo fotografías donde antes había santos. Trasnochar y madrugar, agotarme. Ver fotos y amigos, el tiempo que pasa de año en año. Y darme cuenta de lo perdurable, de la enorme adoración que siento por la fotografia. Cada año me siento afortunado y agradecido por seguir amandola, más intensamente ahora que antes, con mayor madurez, renovado de ilusiones. Sentir que empiezo, lentamente, a comprender algo de lo que sugiere.

Arles, los encuentros.

Paolo Roversi consigue que una obra mayúscula, circunscrita dentro del estridente mundo de la moda, parezca algo íntimo, de tono menor; casi un susurro.
La fotografia va más allá de los límites de la realidad y la ilusión. Hace aflorar otra vida, otra dimensión, revelando, no solamente lo que es, sino también lo que no es. Cada fotografía es un encuentro; una confesión íntima y recíproca.



Todos los años reservo mi hora más lúcida para ir al Capitole. Un antiguo cine (de cuando los cines eran templos) cuyas ruinas albergan año tras año la propuesta de la Agence Vu para los Rencontres de Arles.

Siempre hago aquí algún descubrimiento, y me pregunto hacia que lugar equivocado estaba mirando para no haberlo visto antes. Este año ha sido la obra de Jeffrey Silverthorne.
40 años de fotos. Monstruos cercanos y más habituales hoy (en ocasiones con frivolidad)en las propuestas fotográficas: travestis, borrachos, cadaveres en la morgue, autorretratos de evocación mitológica, mujeres desnudas de cuerpo y alma. Ternura a borbotones. Vida apresada al vuelo, y de frente.





Y, por último, los libros. El hangar, al fondo de los Ateliers, donde cada año pueden verse los libros editados el año anterior. Inabarcable, agotador. Es algo insano y delicioso, tener a mano todos esos libros de fotografía, muchos de los cuales normalmente no llego a saber que existen. Las piernas me duelen, pero no puedo dejar de mirar, de devorar los libros.

No soy capaz de destacar uno sobre los demás, hubo muchos que me interesaron. Reproduzco aqui dos cosas, ambas en Aperture: Strangely Familiar, un nuevo acercamiento sin pretensiones de Michal Chelbin al manoseado mundo del circo, a través de retratos cómplices, crudos.



Y el catálogo de The Aftermath Project con el trabajo de Jim Goldberg sobre los nuevos europeos.



domingo, 6 de julio de 2008

MI BICI

Me han robado la bici.

Es una sensación desoladora cuando te roban. He bajado a la calle y donde ayer estaba mi bici hoy hay un vacío; un vacío del mismo tamaño, peso y significado que mi bici. Casi lo podía tocar ese vacío, cogerlo como si cogiera mi bici y montarme en él; sentir lo opuesto a lo que siento cuando me subo en mi bici, la misma intensidad pero de sentido contrario. La no libertad, el no aire en mi cara, la no sensación de vitalidad, el no estar por encima de los problemas de tráfico de mi ciudad...

Mi bici. Me la había regalado Lucía. Ella se ha enfadado más que yo. Yo asumo que soy un desastre y que me cuesta cuidar las cosas. Me queman por dentro. He perdido ya tantas cosas irreemplazables que su cuidado me supone casi una terapia. Y a veces no lo consigo.

Compraré otra, claro, pero esta vez de las que se desmontan y se suben a casa. A ver si ahora consigo cuidarla como merece; porque quererla la quería, y mucho, pero quizá no se lo demostré lo suficiente y por eso se ha ido.


sábado, 5 de julio de 2008

MAPAS

Deberia pegarme en la frente una brújula, para no perder las referencias, el norte. Ando a veces tan perdido de mi mismo que ni me reconozco en los espejos.

Me impactó la película Memento, no me gustó mucho, pero me impresionó el tipo que se tiene que tatuar en el cuerpo quien es y de donde viene porque lo olvida cada cinco minutos.

Joder, ¿cuánto dura una herida abierta?




miércoles, 2 de julio de 2008

martes, 1 de julio de 2008

OJALA PASES MEDIA HORA EN EL CIELO…ANTES DE QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO


Andy, en la casa de su camello, tumbado en la cama, después de un pico:
Sabes… en la contabilidad de una inmobiliaria uno puede estudiar la lista de la A a la Z y hacer que todo encaje. Todos los días, los cálculos coinciden. El resultado siempre equivale a la suma de sus partes. Es limpio, es claro, preciso, absoluto. Pero mi vida... No coincide. Es... Nada encaja con nada... No soy la suma de mis partes. Mis partes no equivalen a lo que yo soy, supongo”.
Camello:
“Consíguete un psiquiatra o una mujer”
Andy:
“Ya tengo mujer”.
Camello:
“Consíguete un psiquiatra”
Before the Devil Knows You´re Dead. Sidney Lumet 2007