En Panamá llevo mis rollos a revelar a Foto Charlie´s en Bella Vista, el único laboratorio que queda en la ciudad. Es un establecimiento familiar, modesto, donde no parece que tengan gran volumen de trabajo. El revelado de 35mm cuesta 1 dólar y el de 120/220 sale 2 dólares. Me entregan la película enrollada, sin protección, metida en una bolsa de papel blanco. Cada vez que me ve entrar por la puerta, el chico se rie, creo que les estoy dando más trabajo del habitual. La primera vez pregunté si era un servicio profesional, de confianza. La cajera me dijo que que normalmente iba todo bien, pero que de vez en cuando la máquina se pone rara y se come los rollos, o los deja hechos un desastre. Está bien, dije, vamos a ver que pasa. Por ahora todo bien.
Es un ritual que me parece mágico. Salir a fotografiar, volver cargado de rollos y de ilusión y acercarme dando un paseo a ese lugar donde me llevo unas bolsas que son como de almacen norteamericano de los años cincuenta, parece como si fuera a por tabaco y unas cervezas, pero me traigo mis fotos ahí. Tiene mucho que ver con lo que estamos fotografiando aquí JM y yo, un mundo que ya no existe, un estilo de vida donde los detalles eran muy simbolicos y remitían a una sociedad incrustada y aislada dentro de otra. La Zona del Canal, territorio norteamericano donde los panameños no podían entrar, representaba la esencia del estilo de vida americano, el sueño inalcanzable. Y las bolsas de papel de los comisariatos, donde se compraban las cosas que no había en ningún otro lado, eran el símbolo de ese sueño.