"Teneis que cuidaros. Y tener paciencia".
Hemos recuperado la vieja costumbre, interrumpida en vacaciones, de comer juntos los martes. Juan y yo.
Cuidar al otro y tener paciencia con él. Creo que es obvio decir que para eso hay que empezar cuidandose uno mismo y teniendose paciencia y comprensión.
Uno ve a los otros y piensa siempre que lo tienen más fácil, que les resulta más accesible la felicidad.
Aunque a estas alturas ya sabemos que la felicidad no existe. Eso está ganado, no buscarla como imbeciles sin saber que no está en ninguna parte.
Una cosa que funciona (para cuidarse, para cuidar todo lo que merece ser cuidado), es trabajar en la idea de que una imperceptible variación ya constituye un cambio. Y poder ver en tiempo real esa posibilidad de variacion y atenderla.
Porque los cambios, los grandes cambios, nunca se anuncian. Cuando los percibimos ya han tenido lugar.