sábado, 17 de enero de 2009

PIEL MUERTA

Ayer cené con Albert. Su modo de hablar se parece un poco a ese tipo de lectura que te obliga a detenerte a cada párrafo para pensar o quedarte en el limbo.

Es un gran conversador, tiene la virtud de envolver al otro con sus palabras sin dejar de escuchar con interés, generando conexiones y discursos que llevan la reflexión siempre un poco más allá.


http://www.albertcorbi.com/albert_corbi.html

La cuestión del equilibrio, una suerte de pacto con nosotros mismos se convierte en una búsqueda en la que estamos muchos. Uno ha hecho un recorrido, ha conseguido sacarse de encima algo de lastre, ha logrado algunas de las cosas que se había propuesto; la vida parece ofrecer, en la treintena, cierto grado de estabilidad agradable. ¿Y ahora que? ¿porque no se activa automaticamente el resorte de la felicidad cada día?

El otro día recordaba aqui mismo la frase de Erich Fromm "vivir es nacer a cada instante". Para nacer hay que morir. Ayer hablaba Albert de mudar la piel muerta, de lo dificil que resulta sacarsela de encima, y capa sobre capa, va adquiriendo un peso, una densidad que nos impide el movimiento.

Es necesario morir un poco para sentir la vida. Aceptar que todo es efímero.

Los rituales, que alguna vez funcionaron, se convierten en una repetición esteril, en una ilusión de realidad. Ya fué, ya no está. Esto es lo que hay ahora, el presente. Todos necesitamos una máscara para ir a determinados lugares, pero es importante conocernos, saber que debajo de esa máscara estamos nosotros. Cambiar de vez en cuando de máscara, que se vaya pareciendo cada vez más a lo que somos.

Aceptarse, con aciertos y días sin gloria, es aceptar la muerte. Eso debería amigarnos un poquito más con la vida.