jueves, 25 de septiembre de 2008

COMPRAS

Me pierden las papelerías, me llevaría todo. No se por que me pasa eso, creo que tiene que ver con la sensación de empezar algo nuevo, un cuaderno en blanco, un lápiz que nunca ha escrito, una carpeta para archivar.

Sin embargo en los centros comerciales me mareo nada más entrar, me baja la tensión y me encuentro terriblemente cansado. A veces no se ni encontrar la salida.

Comprar ropa también me aburre, me cansa vestirme y desvestirme tantas veces en lugares tan incómodos. Además suelo llevarme cosas que me quedaban bien en el probador pero me sientan mal en la vida real.

Se que no necesito casi nada de lo que compro, ni siquiera los libros. La cuestión es si soy capaz de deshacerme de la necesidad de comprarlo.

REMANDO EN CIRCULO

A veces me enredo en cosas absurdas que creía imprescindibles. Actualizar programas a versiones que no necesito, ordenar los tornillos de la caja de herramientas, escribir listas interminables de las cosas que voy a hacer cuando la vida me de un respiro...

Cuando las termino, igual que el bulímico que se acaba de zampar una tarta entera, me siento mal. Entonces trato de vaciarme de esa sensación repugnante no haciendo nada. Exactamente nada. Eso me reconforta, me devuelve a lo real, a notar la vida que pasa.

Es como si después de dos horas remando en círculo me dejara llevar por la corriente.