Hace tiempo que vengo sintiendo que nada de lo que me sucede frente a una pantalla es real. Ahora mismo escribo, y según van apareciendo las palabras en el monitor, noto cómo pierden autenticidad.
Me gusta la irregularidad de lo orgánico. Salir fuera y que pasen cosas.
Me encantaban los scratches de los 80 porque eran imperfectos, sonaban a disco apuñalado y te daba un vuelco el corazón. El DJ ponía los dos discos a la vez, y con una mano buscaba a toda velocidad el corte que quería rayar. Y los MC´s tenían que respirar más rápido para dar la réplica en directo, mientras grababan la pista.
Negratas de verdad haciendo cosas reales.