- Hola, venía a pedir hora con la pediatra.
- Cartilla del bebé.
- Todavía no hemos ido a la seguridad social a darla de alta, pero...
- Pero bueno, ¿¡como es posible!? eso es lo primero que tienes que hacer, ir al registro, ir a la seguridad social.
- Ya, bueno, estamos en ello, pero queriamos que vieran a la niña porque le tienen que...
- Es que esa niña no esiste todavía, hasta que no la deis de alta no esiste.
- ¿Como que no existe?, pero si es mi hija, está aqui, mire, mire que guapa que es.
- Ahora mismo eso no es una persona, no es... Es una cosilla que está ahí, pero nosiste, ¡NO-SIS-TE!
- ...
- nosiste
- Vale, ya entiendo. Legalmente aún no forma parte de la sociedad, pero filosóficamente si existe, porque ha nacido y está aquí. Podemos comprobarlo empiricamente, es un razonamiento cartesiano simple: mi niña está cagandose delante de sus narices, luego mi niña existe.
lunes, 6 de octubre de 2008
RECUERDO DE UNA NOCHE EN QUE OS ENVIDIABA PORQUE NO SOIS YO
Trato de no perder el control. Me siento inseguro. Miro a mi alrededor, parece que todos disfrutan. Procuro aparentar suficiencia. No intento disfrutar; intento disimular que no se como hacerlo.
Control. Control.
Observo a alguien que parece más tenso que yo. Me lanzo a su yugular. Me burlo. Creo que así intento salvarme, sentirme mejor del único modo que conozco. Uno que nunca funciona. Marta me ha oído. Me mira desde sus ojos vidriosos. "Tu juzgas", parece querer decir algo más. Mueve la cabeza lentamente hacia los lados, negando, renegando. Se encuentra en un lugar que para mi es un misterio. Apoya su cabeza en mi hombro con cariño, con comprensión. "Juzgas, juzgas". Comienza de nuevo a bailar, sin seguir el ritmo de la música. Mucho más lenta. "Ese es tu problema".
Control. Control.
Observo a alguien que parece más tenso que yo. Me lanzo a su yugular. Me burlo. Creo que así intento salvarme, sentirme mejor del único modo que conozco. Uno que nunca funciona. Marta me ha oído. Me mira desde sus ojos vidriosos. "Tu juzgas", parece querer decir algo más. Mueve la cabeza lentamente hacia los lados, negando, renegando. Se encuentra en un lugar que para mi es un misterio. Apoya su cabeza en mi hombro con cariño, con comprensión. "Juzgas, juzgas". Comienza de nuevo a bailar, sin seguir el ritmo de la música. Mucho más lenta. "Ese es tu problema".
LISTA
- Purelan crema
- Cepillito para pelo de bebés
- Chupete recién nacidos
- No + de 4 horas sin comer
- Gotitas vitamina D3
- Pañales (cantidad industrial)
- Sacaleches
- Llamar Paco y preguntarle si hay que ir antes al Registro Civil o a la Seguridad Social.
- Gasas
- Alcohol de 70º
- Organizar la agenda
- Jabón neutro bebé
- Mail a Getty
- Entregar fotos Saint-Maló
- Prueba talón en ambulatorio antes de tres días
- Comida nosotros
- Preguntar al portero cuando encienden la calefa
- Subir esta lista al blog
LA INSURRECCION DE LA CARNE
Todo Lleva Carne
Peio H. Riaño
Caballo de Troya, 2008
Peio H. Riaño
Caballo de Troya, 2008
La carne se pudre. Se enferma de sí misma.
Esa carne encorsetada me persigue en novelas, exposiciones, películas. Pero sobre todo en mi propia alma. Esa carne que hiede es mi propia carne harta de vivir en este cuerpo.
Entonces Peio.
Pero y esto ¿se puede? Veo la carne que has preparado y me digo que se puede. En tu libro está la prueba de que se puede. Esta carne es distinta, huele a carne roja sangrante; está viva. Esta carne, como Lucas, late. Por eso no huele a carne podrida.
Tu carne, Peio, tiene una estructura ósea, un esqueleto que la vertebra. Cobra forma en pedacitos pequeños. Churruscados a la parrilla. Son para hacer boca entre las grandes piezas, pero todos sabemos que son lo mejor del asado.
No hay nada mejor que un buen asado al aire libre, sin el aliento en la nuca que te diga cómo hacer las brasas. Dame un chori, chinchulines, una tira, vacío, ¿entrañita?.
La carne de tu carne, Peio, es sólida pero fléxible, tersa y jugosa.
No cabe todo en tu asado, sólo lo que es pertinente. Tu buen criterio para seleccionar ha debido dejar fuera lo que hubiera sido impertinente aquí. Por eso tu novela no es un cajón de sastre, una colección de pedacitos de papel. Tu novela es un asado de amor, temores y entrañas.
¡Viva el parrillero!
Esa carne encorsetada me persigue en novelas, exposiciones, películas. Pero sobre todo en mi propia alma. Esa carne que hiede es mi propia carne harta de vivir en este cuerpo.
Entonces Peio.
Pero y esto ¿se puede? Veo la carne que has preparado y me digo que se puede. En tu libro está la prueba de que se puede. Esta carne es distinta, huele a carne roja sangrante; está viva. Esta carne, como Lucas, late. Por eso no huele a carne podrida.
Tu carne, Peio, tiene una estructura ósea, un esqueleto que la vertebra. Cobra forma en pedacitos pequeños. Churruscados a la parrilla. Son para hacer boca entre las grandes piezas, pero todos sabemos que son lo mejor del asado.
No hay nada mejor que un buen asado al aire libre, sin el aliento en la nuca que te diga cómo hacer las brasas. Dame un chori, chinchulines, una tira, vacío, ¿entrañita?.
La carne de tu carne, Peio, es sólida pero fléxible, tersa y jugosa.
No cabe todo en tu asado, sólo lo que es pertinente. Tu buen criterio para seleccionar ha debido dejar fuera lo que hubiera sido impertinente aquí. Por eso tu novela no es un cajón de sastre, una colección de pedacitos de papel. Tu novela es un asado de amor, temores y entrañas.
¡Viva el parrillero!
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