domingo, 3 de agosto de 2008

UNA APROXIMACION

CUADERNO DE CAMPO

TOMMASINO E GAY

Escrito en la puerta de una casa, en Procida, la menor de las tres islas del golfo de Nápoles. 10.000 habitantes.

Quise imaginar a Tommasino como un niño de unos 12 años, callado, inquieto. Corriendo cuesta abajo por la calle que da al puerto para ver llegar a los barcos. Le gustaba observar a la gente cuando bajaba. Clasificaba mentalmente a las distintas clases de turistas que a lo largo de los años había identificado, y seleccionaba a aquellos que mas le atraían para seguirlos por la isla y estudiar su comportamiento.

Los que más le interesaban eran los que viajaban solos, casi siempre hombres. Los encontraba elegantes y misteriosos. A veces con sombrero de paja para protegerse del sol, pantalones de lino y camisa blanca ligeramente desabrochada. Caminaban lentamente, deteniendose en ocasiones durante largo rato en alguna esquina o preguntando algo, curiosos, a un vecino. Algunos escribían en un cuaderno de notas. Otros leían sentados a la sombra, hasta que el calor se hacía soportable.

Tommasino se imaginaba a si mismo de mayor, viajando solo, conociendo lugares y gente. Le gustaba la idea de no tener un rumbo determinado y prolongar la estancia en destinos que le cautivaran.

Uno de esos dias, cuando volvió a casa, encontró la pintada.
Tommasino è gay
Pudo imaginar a dos o tres de sus amigos escribiendola en la puerta de su casa. Sintió lastima, sobretodo porque la pintada confirmaba lo que le venía pasando todo el verano. Que ya no sentía ganas de ver a sus amigos, le aburrían. Que ya no quería seguir viviendo en este lugar que le asfixiaba. Por eso envidiaba cada vez más a esos hombres solos que, después de pasear por la isla, volvían a subirse al barco y se marchaban hacia un lugar que Tommasino imaginaba lleno de gente interesante y misteriosa.

También le dió lástima por su madre. La imaginó tratando de borrar la pintada. Y después la imaginó vieja, en la misma casa, cuando él ya se hubiera marchado hace mucho y ya casi ni se acordara de esos días de verano, cuando seguía a los turistas por la isla.