He estado este mes encerrado con el proyecto de la familia. Tenía que ordenar miles de archivos. Y sobre todo asentar las cosas dentro de mi para ver lo que quiero contar, y cómo.
Creo que está siendo un buen comienzo.
En medio de la vorágine , sintiendo a ratos que las emociones se me deshacen entre los dedos, Edu me presta una frase de Itzhak Perlman, el violinista: "A veces la tarea del artista es averiguar qué puede hacer con lo que le queda".
Con Joel, del que aprendo constantemente, nos quedamos mirando el aspecto de las fotos analógicas en 6x7 que he hecho éstos últimos dos años. Sigo sorprendido por el misterio que las hace tan distintas. Joel opina que hay algo que tiene que ver con el registro. El modo en que la luz se registra en la película es distinto al modo en que se registra en el soporte digital. Lo compara con la manera en que las máquinas de escribir golpean el papel con un mecanismo metálico para dejar una marca irregular de tinta que forma una letra. Podemos encontrar el mismo tipo de letra, imprimirla desde el ordenador, darle una aspecto idéntico. Pero algo muy sutil, apenas perceptible, hará que percibamos uno y otro escrito de un modo muy distinto.
Viendo las fotos antiguas, las de otra gente que vivió antes que nosotros, Lucía se fija en el modo en que posaban para los retratos. La importancia que tenía ser retratado, ponerse a hacer fotos, aunque fuera entre amigos. El modo en que se preparaban y producían las imágenes, tanto por parte del fotógrafo (aficionado o profesional) como del fotografiado. Una fotografía merecía un tiempo, una dedicación. Era algo importante que iba a quedar para siempre. Igual que hoy.
Me fascina el modo en que la fotografía ha influido en todos nosotros de un modo determinante. Yo he accedido a mi historia familiar en gran medida a través de las fotografías que llevo dos años recopilando. El modo en que la gente decide aparecer en ellas, y el modo en que realmente los percibimos. Cómo llegamos a imaginar a alguien que ya no existe a través de las fotografías. La idea que nos hacemos de su manera de ser y de vivir, solo a través de unos pocos pedazos de papel en los que aparece en momentos seleccionados de su vida.
Al final son solo los detalles los que hacen la historia. Los grandes datos son en realidad irrelevantes. Siempre hay que meter la lupa para enterarse de lo que en realidad está ocurriendo.