viernes, 19 de septiembre de 2008

DAR DE COMER A LA BESTIA

De repente me desinflo, abro el blog, me digo que tengo que subir algo, que tengo que escribir o colgar algún vídeo o foto, pero me desinflo como un globo que rebota en el techo antes de caer fláccido detrás de algún mueble, donde alguien lo encontrará lleno de polvo y grasa.

Vuelve el impostor. Acto primero, enésima escena. Mismo guión.

El otro día murió David Foster Wallace, autor de Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Se suicidó.

No nos engañemos: la Red no es más que una avalancha de información, un laissez faire salvaje, sin estándares éticos. Se acosa al consumidor con un aluvión de ofertas seductoras, sin ayudarle a discernir a la hora de elegir. La explosión punto.com es la destilación de la ética capitalista en estado químicamente puro

También:

Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada


Dado que nada de lo que me siento capaz de escribir está vivo ni por asomo, voy a ver si me quedan fuerzas para leer a Sofocles. Respeto el suicidio, pero no entra en mis planes.