Una fantasia primigenia: que todos te quieran.
No creo que sea posible. Ni nos gusta toda la gente ni podemos gustar a todos.
Bastante dificil me resulta saber querer a los que quiero. No tengo demasiada precisión en el manejo de los afectos; salpico más de lo deseable. Aunque suelo ser yo el que acaba empapado.