Salí a recorrer la Zona, dispuesto a fotografiar algo sin nombre que se me escapaba desde el primer día. En esas últimas horas en las que ya ni había luz, quise atrapar la atmósfera alrededor del canal. Una mezcla de agua, quietud, frondosidad tropical y barcos grandes y lentos. Algo que era todo eso pero no era eso, sino otra cosa distinta, como un poco fantasmal, como si todo estuviera lentificado y denso. La humedad, el sudor en las caras, las burbujas que los cocodrilos dejan subir hasta la superficie del agua, el olor condensado de los árboles que se apelotonan en la orilla, el sonido de las chicharras, las nubes de mosquitos, la piel pegada a la ropa húmeda y el sabor dulce y óxido del aire suspendido sobre la tierra.
Quise fotografiar todo eso, pero no encontré cómo.