He salido escopetado hacia el parque del oeste y le he dado dos o tres vueltas al templo de Debod mientras atardecía antes de irme hacia la oscuridad, hasta las vías y el parque de la bombilla donde en verano hay cine y a veces me quedo un rato a verlo desde una explanada de cesped donde se ponen todos los mendigos que duermen en el albergue San Isidro. Pero yo, en lugar de vino de cartón, bebo agua y escucho rap de la vieja escuela.
Hace más de diez años que no me peino y ahora me estoy dejando barba. Me gusta cambiar de aspecto y ver como reacciona la gente. Aunque me atrevo a poco en general. Entre los sin techo de la explanada sigo siendo un tipo raro, pero ahora con barba, más cercano quizás.
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