En México,
el millonario Carlos Slim propone una semana laboral de tres días, trabajando
11 horas diarias y librando 4 días. De este modo, dice, se genera más empleo y
se mejora la calidad de vida de los empleados.
En los
inicios de la revolución industrial, la clase trabajadora se reveló contra las
máquinas por un temor, completamente fundado, a perder sus trabajos. Hoy, dos
siglos después la revolución tecnológica lo vuelve a cambiar todo. El trabajo
ya nunca será como lo conocíamos.
Los robots
y la inteligencia artificial son capaces de hacer mejor que nosotros muchos de
los trabajos hasta ahora exclusividad de los humanos. Puesto que de momento
somos dueños de esa tecnología (no es autónoma sino que la maneja el humano),
debería servir para que nuestra especie disfrute de una vida mejor. Sin
embargo, los niveles de explotación laboral y reparto desigual de la riqueza
están empeorando a pasos de gigante. Antes de que nos situemos en niveles pre-revolución
industrial, es necesario repensar el modelo de organización laboral sobre el
que pivota toda nuestra vida, la laboral y la personal. Seamos francos, ya
mucha gente trabaja 11 horas diarias por el precio de 4. No tiene ningún
sentido ni produce ninguna rentabilidad tener una tasa de paro como la que
tenemos. El reparto del trabajo es algo que beneficia a trabajadores y
empresarios, el que tiene ingresos puede gastar, por tanto la economía se mueve
y el empresario gana. Y no hay que olvidar que el empresario no podría crear
riqueza y puestos de trabajo si el trabajador, previamente con su mano de obra,
no hubiera hecho posible la creación de empresarios.
Hay unas
horas de trabajo determinadas, hagamos un reparto lógico para que todos
tengamos un empleo. Eso implicaría también una modificación lógica de la remuneración
pero también del coste de la vida. No se
puede rebajar en un 20% las horas de trabajo y los salarios sin rebajar también
el precio de la vivienda y los bienes básicos.
Si la
tecnología permite la liberación del peso del trabajo, entonces que la
tecnología nos libere a todos, y nos permita desarrollarnos en otras áreas de nuestras
vidas, no solo como individuos productivos. La riqueza es un botín generado por
todos que ha quedado en manos de unos pocos saqueadores. Para corregir esta injusticia
podemos empezar con un reparto equitativo del trabajo y de la riqueza que
genera.
FOTOGRAFÍA: © Oli Scarff/Getty Images
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