Tenemos facilidad para hacer ciertas cosas mientras que otras se nos resisten. Un vínculo más profundo que parece estar en nosotros de modo natural, pero que ha ido creciendo a medida que le hacemos hueco, como las plantas al cambiarlas a una maceta mayor.
Hoppé es un retratista excepcional, para mi gusto, cuando fotografía mujeres y algo menos fascinante cuando tiene delante a un hombre. Parece ir por delante de los usos de su época, escapa del molde social y formal para ser cómplice de las propuestas y sentimientos de la mujer que retrata, que afloran en una mirada, un gesto sutil.
En la Fundación Mapfre de Madrid, sala Azca, las fotografías de E.O. Hoppé, hasta el 20 de mayo.
1 comentario:
Cuanto tiempo sin pasar por aquí, cosas de la censura china que por fin he podido saltarme (pagando, como no podía ser de otra forma).
Un abrazo y cuídate mucho.
m-
Publicar un comentario