Hoy he terminado otra Moleskine. Las miro, apiladas en la estantería. Comienzo a releer algunas antiguas, de hace años. Veo que tiene razón Diego: lo que escribimos se pierde ahí, pero las ideas vuelven, son recurrentes. A lo largo de los años hemos anotado la misma reflexión en varias agendas, de modo distinto, con variaciones. Y es cierto que la versión más interesante es la última.
De alguna manera, al escribir algo comienza a tener vida propia y va evolucionando sin nosotros.
domingo, 31 de mayo de 2009
sábado, 30 de mayo de 2009
COMUNIDAD
Pablo, un amigo argentino, me escribe un correo desde el lugar donde vive con Alicia a punto de dar a luz. Un bosque del norte de California, donde se están construyendo una casa.
Asegura que el lugar es fantástico y que "tenemos una buena comunidad".
Entonces me detengo, miro las fotos que me manda, vuelvo a leer. Era así al principio, irte de tu lugar, buscar un sitio que te guste, construir una casa, tener hijos y conocer a la comunidad, la gente que vive cerca.
Yo no conozco a los vecinos de mi propio edificio. Tampoco lo he intentado.
Es el problema de las grandes ciudades, creemos que no necesitamos a nadie, y la soledad hace estragos. Hemos reducido a la comunidad en la que vivimos a un mero decorado, lleno de extras con los que no interactuamos, pero nos resultan imprescindibles.
Asegura que el lugar es fantástico y que "tenemos una buena comunidad".
Entonces me detengo, miro las fotos que me manda, vuelvo a leer. Era así al principio, irte de tu lugar, buscar un sitio que te guste, construir una casa, tener hijos y conocer a la comunidad, la gente que vive cerca.
Yo no conozco a los vecinos de mi propio edificio. Tampoco lo he intentado.
Es el problema de las grandes ciudades, creemos que no necesitamos a nadie, y la soledad hace estragos. Hemos reducido a la comunidad en la que vivimos a un mero decorado, lleno de extras con los que no interactuamos, pero nos resultan imprescindibles.
UN PUENTE
"Mi forma de hacer un cómic es construir un puente", cuenta David B., "une la infancia a la edad adulta, la realidad a los fantasmas y los sueños, y la Historia a las historias".
Llevo tiempo anotando cada recuerdo que aparece sin ser convocado. De este modo trato de averiguar cómo sentía cuando era niño. La idea no es llegar a recordarlo, sino volver a sentir así.
Recuerdo que una vez, en el colegio, no sabría precisar la edad que tenía pero era pequeño, comencé a pensar que mi letra no funcionaba, que no era buena, no se entendía. Así que hice un esfuerzo enorme por cambiar mi caligrafía. Traté de imitar la letra de un chico de clase, pensé que era bonita, y él era de los que tenían éxito. Él tenía una escritura como de imprenta, con cada letra separada de la otra, como esta que utilizo aquí. La mía era de las que están todas unidas dentro de una misma palabra. Al cabo de un tiempo lo conseguí, escribía de una forma totalmente distinta, con unas letras como de moldes de periodico antiguo.
El resultado, 25 años después es que sigo teniendo una letra fea, pero encima no es la mía, la que originalmente era mía. Me cansa escribir a mano y casi siempre solo lo entiendo yo. Y además aquel chico era de los que no me caían bien y en realidad yo no quería ser como él en ningún aspecto.
Bueno, quizá ahora ya no viene a cuento volver a escribir como cuando tenía diez años, claro. Pero si me interesa saber el que yo era antes de autocensurarme de ese modo. Seguro que hay algo de lo que busco ahora.
Llevo tiempo anotando cada recuerdo que aparece sin ser convocado. De este modo trato de averiguar cómo sentía cuando era niño. La idea no es llegar a recordarlo, sino volver a sentir así.
Recuerdo que una vez, en el colegio, no sabría precisar la edad que tenía pero era pequeño, comencé a pensar que mi letra no funcionaba, que no era buena, no se entendía. Así que hice un esfuerzo enorme por cambiar mi caligrafía. Traté de imitar la letra de un chico de clase, pensé que era bonita, y él era de los que tenían éxito. Él tenía una escritura como de imprenta, con cada letra separada de la otra, como esta que utilizo aquí. La mía era de las que están todas unidas dentro de una misma palabra. Al cabo de un tiempo lo conseguí, escribía de una forma totalmente distinta, con unas letras como de moldes de periodico antiguo.
El resultado, 25 años después es que sigo teniendo una letra fea, pero encima no es la mía, la que originalmente era mía. Me cansa escribir a mano y casi siempre solo lo entiendo yo. Y además aquel chico era de los que no me caían bien y en realidad yo no quería ser como él en ningún aspecto.
Bueno, quizá ahora ya no viene a cuento volver a escribir como cuando tenía diez años, claro. Pero si me interesa saber el que yo era antes de autocensurarme de ese modo. Seguro que hay algo de lo que busco ahora.
LA CONVERSACION
Una pareja se detiene frente a un mendigo que duerme en un banco del parque.
- Oh, mira, es horrible
- No hace daño a nadie
- Dios mio. Siempre que veo a uno de esos viejos... Siempre pienso lo mismo.
- ¿Que piensas?
- Pienso que un día fue el bebé de alguien. De verdad lo pienso; que fue un bebé, que tenía una madre y un padre que le querían. Y ahora está ahí, medio muerto en un banco del parque.
- Oh, mira, es horrible
- No hace daño a nadie
- Dios mio. Siempre que veo a uno de esos viejos... Siempre pienso lo mismo.
- ¿Que piensas?
- Pienso que un día fue el bebé de alguien. De verdad lo pienso; que fue un bebé, que tenía una madre y un padre que le querían. Y ahora está ahí, medio muerto en un banco del parque.
La Conversación
de Francis Ford Coppola, 1974
de Francis Ford Coppola, 1974
domingo, 24 de mayo de 2009
LA JAULA Y LA CUCHARA
Es una fábula de Albert.
Se trata de aceptar que estamos todos encerrados en una jaula, en nuestra jaula. El carcelero pasa y nos vigila. Pero cuando se da la vuelta es el momento de sacar la cuchara y continuar haciendo nuestro agujerito, el tunel por el cual algún día vamos a escapar.
Mientras tanto finjimos o aceptamos nuestra condición de prisioneros. Pero la cuchara siempre en la mano, escondida detrás de la espalda.
Un trabajo de mierda, una vida tediosa, una familia que no se termina de despegar, los fantasmas de cada uno, tan déspotas como el peor de los jefes. No importa. Es el arte de la cuchara lo que nos va a salvar. Cavar más hondo, y no decirselo a nadie.
Se trata de aceptar que estamos todos encerrados en una jaula, en nuestra jaula. El carcelero pasa y nos vigila. Pero cuando se da la vuelta es el momento de sacar la cuchara y continuar haciendo nuestro agujerito, el tunel por el cual algún día vamos a escapar.
Mientras tanto finjimos o aceptamos nuestra condición de prisioneros. Pero la cuchara siempre en la mano, escondida detrás de la espalda.
Un trabajo de mierda, una vida tediosa, una familia que no se termina de despegar, los fantasmas de cada uno, tan déspotas como el peor de los jefes. No importa. Es el arte de la cuchara lo que nos va a salvar. Cavar más hondo, y no decirselo a nadie.
viernes, 22 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
FE DE ERRORES
Lucía me corrige de inmediato. Es lo malo de publicitar la intimidad de este modo, que uno se arriesga a no saber interpretarla bien para transmitirsela a otros.
"Hola guapo,
Yo no digo que me gusta fotografíar a las personas cuando están un poco débiles. Te dije que las dos veces que he tenido la oportunidad de fotografiar a alguien en un pos operatorio, siento que su paciencia es menor y me resulta interesante la lucha que mantienen con ellos mismos por conservar las formas en un momento debil"
Nada como una cita textual.
Nada como una cita textual.
APARIENCIAS
No importa lo que queramos aparentar que somos, antes o después uno acaba siendo quién realmente es.
Goethe: Llega a ser el que eres
O como decía Castilla del Pino, fallecido hace dos días, el éxito de la vida es descubrir quién se es y tener el valor de serlo.
De la vida y de la muerte; dos poetas descomunales se han ido: Antonio Vega y Mario Benedetti.
Me ha sorprendido descubrir esta semana que los textos que aqui escribo pueden generar la idea de que yo soy esto, lo que decido ser en estas líneas.
Yo creo que uno es de verdad cuando no decide ni construye. A mi me interesa la gente en acción, me interesa la postura del cuerpo y el tono de la voz, las miradas furtivas, los errores y los lapsus.
Lucía dice que le gusta fotografiar a las personas cuando están un poco débiles, cuando su seguridad en lo que aparentan no es infalible. Se trata de la resistencia ejercida por el otro, bajan las defensas. Y eso lo hace todo más interesante.
El día que nos sentimos mal, que prefeririamos no encontrarnos a nadie. Ese puede que sea el día ideal para conocer gente
Goethe: Llega a ser el que eres
O como decía Castilla del Pino, fallecido hace dos días, el éxito de la vida es descubrir quién se es y tener el valor de serlo.
De la vida y de la muerte; dos poetas descomunales se han ido: Antonio Vega y Mario Benedetti.
Me ha sorprendido descubrir esta semana que los textos que aqui escribo pueden generar la idea de que yo soy esto, lo que decido ser en estas líneas.
Yo creo que uno es de verdad cuando no decide ni construye. A mi me interesa la gente en acción, me interesa la postura del cuerpo y el tono de la voz, las miradas furtivas, los errores y los lapsus.
Lucía dice que le gusta fotografiar a las personas cuando están un poco débiles, cuando su seguridad en lo que aparentan no es infalible. Se trata de la resistencia ejercida por el otro, bajan las defensas. Y eso lo hace todo más interesante.
El día que nos sentimos mal, que prefeririamos no encontrarnos a nadie. Ese puede que sea el día ideal para conocer gente
sábado, 9 de mayo de 2009
domingo, 3 de mayo de 2009
MAYO
Estamos ya en mayo y han comenzado las abejas a abrir las flores y hay labios rojos y vino y siestas, y la tarea y la amistad, y los hijos y todo el misterio, la poesía y la música.
El Cementerio de los Generales Prusianos
Osvaldo Bayer
Osvaldo Bayer
viernes, 1 de mayo de 2009
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