domingo, 14 de septiembre de 2008

UN RAMO DE FLORES

En su paseo dominical por el parque, Mario había observado a un hombre solo llevando un ramo de flores que despertaba cierto interés femenino a su paso.

A pesar del pudor que le producía, ese mismo lunes decidió comprar un bonito ramo y, llevandolo en la mano, caminó hasta la oficina tratando de aparentar naturalidad.

No tardó en notar la mirada furtiva de un par mujeres que se cruzó. Esto le produjo una excitación vanidosa que no solía experimentar, por lo que adoptó el ramo como un complemento más en su atuendo
habitual.

Lo que aún no sabía cómo hacer era entablar una conversación con una mujer desconocida, y menos ahora que supuestamente se dirigía con su ramo en busca de una afortunada novia a la que las otras quizá envidiaban.

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