martes, 9 de septiembre de 2008

CORRECCION POLITICA

Políticamente Correcto es un término que se acuñó hace algunos años en Estados Unidos para definir el lenguaje, ideas o comportamientos que buscan minimizar las ofensas a grupos étnicos, culturales o religiosos.

A mi me parece una corriente impulsada por la esfera política progresista de aquel país, para que su esencia conservadora se disimule con un discurso aparentemente social.

Después, como tantas otras veces, la derecha reaccionaria y sin complejos de toda la vida ha adoptado la idea al darse cuenta de que en el juego democrático hace falta maquillaje y una cierta contención para que no se vean de entrada sus oscuras intenciones.

Hace poco hubo una polémica en el Reino Unido por unas declaraciones de Steiner en El Pais Semanal, en una entrevista con Juan Cruz. El filósofo decía lo siguiente:
“es muy fácil sentarse aquí, en esta habitación, y decir: ‘¡El racismo es horrible!’. Pero pregúnteme lo mismo si se traslada a vivir a la casa de al lado una familia jamaicana con seis hijos y escuchan reggae y rock and roll todo el día. O cuando mi asesor venga y me diga que (...) el valor de mi propiedad ha caído en picado. ¡Pregúnteme entonces!”.

Inmediatamente se produjeron quejas de políticos y asociaciones alarmadas. Sin embargo, lo que Steiner apuntaba es sencillamente algo que sucede todos los días. Maquillar las palabras con las que nombramos el problema no es lo mismo que hacerle frente.

El mundo en el que vivimos es un polvorín. Se están metiendo debajo de la alfombra las enormes contradicciones y desajustes que produce el sistema.

Este fin de semana en Roquetas (Almería), el asesinato de un senegalés a manos de un gitano ha provocado disturbios en el barrio de las 200 viviendas, donde viven inmigrantes y gitanos.

El alcalde de Roquetas y otros políticos se han apresurado a decir que no es un conflicto racial porque en la localidad siempre ha habido buena convivencia. Tras lo cual supongo que mucha gente habrá respirado tranquila. A mi me gustaría saber entonces de que tipo de conflicto se trata.

Cuando oigo hablar a las instituciones de integración se me queda la misma cara que cuando veo un anuncio contra la droga dirigido a los jovenes. El desconocimiento de la cuestión que pretenden abordar es alarmante. Me pregunto que es lo que provoca que un gobernante se encuentre tan alejado de la sociedad en la que vive.

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