martes, 5 de agosto de 2008

VINCULOS

Con la familia casi siempre hay algunos vínculos que sería conveniente revisar de vez en cuando. Se suelen establecer a una edad en la que no somos capaces de discernir bien entre lo que hemos decidido y lo que nos han impuesto (a veces sin mala intención, todos venimos abollados de la infancia y los padres no son una excepción).

Las palabras hieren como dagas afiladas, pero también curan. Es muy dificil encontrar las palabras oportunas cuando hablamos de lo que nos pasa. Pero son las palabras las que disuelven esos vínculos que nos destruyen.

Es curioso, pero nunca elegimos las imágenes que se nos van a grabar a fuego en la memoria para toda la vida. No suelen ser acontecimientos relevantes, sino cosas banales, pescadas al vuelo un día cualquiera. Creo que hay que dar importancia a esas imágenes y preguntarse por qué se quedaron ahí. Un de mis imágenes recurrentes es la de dos perros encerrados en una jaula peleandose. Los dos habían sido maltratados, encerrados, pero en lugar de consolarse, de darse cariño, se peleaban ferozmente. Ahora entiendo que estaban asustados, que era miedo lo que aparecía ante mis ojos en forma de rabia.

1 comentario:

Ana dijo...

Uno de mis recuerdos de infancia es la melena de mi madre, negra, lisa y brillante, en el Seiscientos. Estoy sentada en el asiento trasero y ella conduce mientras fuma. Con la mano izquierda sostiene un cigarrillo totalmente blanco. Tira la ceniza por el resquicio de la ventana, apenas abierta, que se lleva el humo entrecortado. Ahí, con ella, me sentía segura. Esos pequeños viajes por la ciudad eran momentos de una felicidad inmensa.