Tengo una agenda de superheroe. Cojo una pala y tiro en el lunes toneladas de cosas que hacer. Todas épicas, grandiosas. Pero como soy adicto a la misma criptonita que me destroza por dentro, los superpoderes no acaban nunca de llegar. Todo lo que conservo es la pala, con la que vuelvo a arrojar sobre el lunes siguiente los escombros de mis grandes pretensiones de la semana anterior; y le añado alguna más.
Me creo Superman y no soy más que un puto sepulturero.
Vuelvo de vacaciones y ahi están, esperando agazapadas en la agenda, las toneladas de cosas innecesarias que me invento cuando la vida me da vértigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario