viernes, 19 de septiembre de 2014
lunes, 8 de septiembre de 2014
LA NOVIA FIEL
En México nadie se libra de cargar con su mote de por vida, es algo inherente a la propia existencia, el que quiera vivir allí se aguanta y se deja llamar como los demás decidan. Puede ser algo inocente, una palabra que uno pronunciaba mal en la infancia o un diminutivo cariñoso, pero en muchas ocasiones es un giro lingüístico cargado de humor ácido que revela una característica esencial del aludido, una cualidad, un defecto, un punto débil o fuerte. A uno que no lo traga nadie lo llaman “El Chicle”, al que siempre está pegado a la botella “El Corcho” o el “Whiskas” al que tiene éxito con las mujeres, porque 8 de cada 10 “gatas” lo prefieren. En todo caso cuando recibes tu apodo se te aplica la doméstica ley de Herodes: te chingas o te jodes.
También las cosas inanimadas reciben sobrenombre, como “La
Bestia”, el tren que recorre el país con el techo repleto de inmigrantes de
Centroamérica camino de EE UU. Hasta la propia muerte tiene más de 50 nombres
conocidos: La Igualadora, La Comadre, La Seria, La Fría, La Llorona, La Huesuda
o La Novia Fiel.
No he conocido un lugar donde la muerte sea un asunto tan
público y aceptado como en México. Más allá de la comercialización de sus
manifestaciones más coloridas y folclóricas, el culto a la muerte, o más bien,
la relación de tu a tu que se mantiene con ella, está presente en todos los
extractos sociales, en cada edad de la vida y en cada rincón del país. Y
paradójicamente, o quizá justo por eso, por la familiaridad con la muerte, en México
llama la atención la energía, el entusiasmo, las obstinación por estar en la
vida sin complicársela. Esa relación feliz con lo inevitable contrasta con el
vínculo opaco, sordo y mudo que mantenemos en otros países, donde la muerte no
se nombra, no se incorpora a lo cotidiano, pero se manifiesta de fondo como un
continuo desaliento que nos apaga la vida desde que nacemos.
Puede que no sea lo más acertado que una aerolínea a la que
recientemente se le han estrellado dos aviones plantee la cuestión, pero a mi
me parece una pregunta pertinente. ¿Qué quiero hacer yo antes de morir? No
olvidarme de vivir.
FOTOGRAFÍA: © Olivia Harris / Reuters
viernes, 5 de septiembre de 2014
PENSAMIENTO CIENTIFICO
La gente tiene buenas ideas y luego se para: si continuaran un poco, conseguirían mucho más. No sé por qué se paran y pasan a otra cosa. La gente trata de hacer demasiadas cosas.
Martin Minsky, científico, uno de los padres de la Inteligencia Artificial
Martin Minsky, científico, uno de los padres de la Inteligencia Artificial
lunes, 1 de septiembre de 2014
ATREZZO
En realidad la vida ocurre en un mismo lugar, lo que cambia
es el atrezzo. Digamos que el decorado en el que se lleva a escena nuestra
existencia no cambia mucho, incluso si no dejamos de viajar, el plató es una
proyección mental, una extensión de uno mismo y sus circunstancias. Lo que varía
son los elementos que entran y salen de nuestro escenario vital, que hacen que
el lugar parezca otro, pero lo que ha cambiado es la narración, aunque a veces
tardemos en percatarnos.
Estas niñas se están sacudiendo la sal y la arena sobre un
lanzamisiles. Ellas no lo saben, pero cualquiera que haya vivido en Wonsan en
las últimas décadas no podrá verlo de otro modo. Esta ciudad portuaria ha sido desde
mediados del siglo XX la cuna del programa antimisiles de Corea del Norte. Allí
se encuentra la base de la Marina Popular de Corea, y a pesar de ser conocida
como una ciudad secreta, la élite del país acude cada año a pasar las
vacaciones en sus aguas cristalinas y extensos bosques de pinos. Ahora se va a
convertir en un paraíso turístico internacional.
Es fascinante cómo un fino barniz ornamental puede
transformar un lugar a ojos de un recién llegado. Recientemente pasé una
temporada trabajando sobre la historia de los Zonians, norteamericanos que
vivieron en el Canal de Panamá mientras fue territorio gestionado por dicho
gobierno. En esa lengua de agua tropical crecen como setas grandes proyectos
urbanísticos y vacacionales o se van marchitando, devoradas por el tiempo y la
humedad, antiguas ciudades y bases militares estadounidenses. Es casi imposible
imaginar la frenética actividad que tuvo lugar allí, donde EE UU instaló las
bases para desplegar su política del Gran Garrote (“habla suavemente y lleva un
gran palo, así llegarás lejos”, cita de Roosevelt ), que le llevó a intervenir
en más de 50 países durante el siglo XX.
Sin ir más lejos, esta misma playa donde se divierten las
niñas fue el lugar donde EE UU ha bombardeado durante más tiempo
ininterrumpidamente en toda su historia. Nada menos que 29 meses seguidos en la
Guerra de Corea. Ya ven, siempre hay un nuevo atrezzo para el mismo decorado.
FOTOGRAFÍA: © Wong Maye-E/AP
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