miércoles, 28 de enero de 2009
domingo, 25 de enero de 2009
sábado, 24 de enero de 2009
FRAGMENTOS DE UN DECORADO
Tengo que pensar en una exposición para junio. Es una selección de los paisajes que he estado haciendo estos últimos años.
En realidad nacieron como un juego, una distracción durante los viajes de encargo. Son imágenes pretendidamente esteticistas y evocativas, que responden a un intento de desconexión.
Pero también son una reacción frente a la foto útil y el cometido de llenar cada imágen de un significado necesariamente narrativo. Estas son fotografías sin momento decisivo, sin guión, sin acontecimiento.
Siempre he fotografiado la acción de los personajes, la trama. Solo a medida que he ido aceptando la posibilidad de un vacío me he permitido fijarme en el decorado.
El vacío es donde la vida nace y se expresa, Hugo Mujica.
Ante la necesidad de articular esta serie de fotos, de dotarlas de una cierta coherencia, Millás me recomendó la lectura de un número de la Revista de Occidente que recoge ensayos sobre paisaje y arte.
En uno de ellos, Javier Maderuelo dibuja una trayectoria de la noción de paisaje en occidente, donde no se considera un género autónomo hasta la llegada del Romanticismo. De hecho, hasta el siglo XVII, ni siquiera existe la palabra Paisaje ni su representación. Los artistas del mundo clásico y renacentista pintaban historias tomadas de las Sagradas Escrituras o la mitología. Lo único digno de ser tratado eran las acciones humanas o divinas capaces de ennoblecer a quienes las contemplaran. Por otro lado, estas pinturas, que se mostraban en iglesias y catedrales, eran la vía más directa de entendimiento para una población mayoritariamente analfabeta.
En estos cuadros que narran historias, quedan unos espacios entre las figuras que reciben el nombre de "fondos", fragmentos pictóricos que no necesariamente ejecutaban los maestros. Son estos "fondos", a los que no se prestaba atención, los que progresivamente han ido adquiriendo más interés plástico hasta convertirse en un género autónomo: el Paisaje.
Al principio se trata de una representación de lo sublime y sobrecogedor de la naturaleza. Pero pronto surge una categoría, denominada Pintoresco, que se interesa por elementos sencillos e intrascendentes, motivos de la naturaleza que no producen el más mínimo temor ni desasosiego.
Muchos de estos cuadros románticos de paisajes tienen una significación profunda, pero a diferencia de la pintura de historia, no encierran ningún mensaje concreto que se deba descifrar a través de los elementos que componen el cuadro. Son pinturas que carecen de acción dramática; en ellas no sucede nada trascendental.
El paisaje romántico se expresa en un lenguaje simbólico que muestra estados sentimentales y emociones anímicas que son representados por las fuerzas de la naturaleza. Nos hablan en un lenguaje universal, de forma evocadora y no discursiva, del terror, el vértigo, el miedo o la soledad.
Como dice Albert, creemos estar haciendo un descubrimiento cuando en realidad nuestra evolución apenas ha alcanzado el Romanticismo, 400 años más tarde.
En realidad nacieron como un juego, una distracción durante los viajes de encargo. Son imágenes pretendidamente esteticistas y evocativas, que responden a un intento de desconexión.
Pero también son una reacción frente a la foto útil y el cometido de llenar cada imágen de un significado necesariamente narrativo. Estas son fotografías sin momento decisivo, sin guión, sin acontecimiento.
Siempre he fotografiado la acción de los personajes, la trama. Solo a medida que he ido aceptando la posibilidad de un vacío me he permitido fijarme en el decorado.
El vacío es donde la vida nace y se expresa, Hugo Mujica.
Ante la necesidad de articular esta serie de fotos, de dotarlas de una cierta coherencia, Millás me recomendó la lectura de un número de la Revista de Occidente que recoge ensayos sobre paisaje y arte.
En uno de ellos, Javier Maderuelo dibuja una trayectoria de la noción de paisaje en occidente, donde no se considera un género autónomo hasta la llegada del Romanticismo. De hecho, hasta el siglo XVII, ni siquiera existe la palabra Paisaje ni su representación. Los artistas del mundo clásico y renacentista pintaban historias tomadas de las Sagradas Escrituras o la mitología. Lo único digno de ser tratado eran las acciones humanas o divinas capaces de ennoblecer a quienes las contemplaran. Por otro lado, estas pinturas, que se mostraban en iglesias y catedrales, eran la vía más directa de entendimiento para una población mayoritariamente analfabeta.
En estos cuadros que narran historias, quedan unos espacios entre las figuras que reciben el nombre de "fondos", fragmentos pictóricos que no necesariamente ejecutaban los maestros. Son estos "fondos", a los que no se prestaba atención, los que progresivamente han ido adquiriendo más interés plástico hasta convertirse en un género autónomo: el Paisaje.
Al principio se trata de una representación de lo sublime y sobrecogedor de la naturaleza. Pero pronto surge una categoría, denominada Pintoresco, que se interesa por elementos sencillos e intrascendentes, motivos de la naturaleza que no producen el más mínimo temor ni desasosiego.
Muchos de estos cuadros románticos de paisajes tienen una significación profunda, pero a diferencia de la pintura de historia, no encierran ningún mensaje concreto que se deba descifrar a través de los elementos que componen el cuadro. Son pinturas que carecen de acción dramática; en ellas no sucede nada trascendental.
El paisaje romántico se expresa en un lenguaje simbólico que muestra estados sentimentales y emociones anímicas que son representados por las fuerzas de la naturaleza. Nos hablan en un lenguaje universal, de forma evocadora y no discursiva, del terror, el vértigo, el miedo o la soledad.
Como dice Albert, creemos estar haciendo un descubrimiento cuando en realidad nuestra evolución apenas ha alcanzado el Romanticismo, 400 años más tarde.
domingo, 18 de enero de 2009
ALL MY LOVING
Siempre que puedo suelo amanecer con Paula escuchando música o tocando la guitarra; comenzar el día así nos gusta mucho a los dos. Lucía nos escucha de fondo, mientras descansa un poquito más. Hoy le he puesto la versión de Rita Lee de este clásico de los Beatles y le ha encantado, a Lucía también.
sábado, 17 de enero de 2009
PIEL MUERTA
Ayer cené con Albert. Su modo de hablar se parece un poco a ese tipo de lectura que te obliga a detenerte a cada párrafo para pensar o quedarte en el limbo.
Es un gran conversador, tiene la virtud de envolver al otro con sus palabras sin dejar de escuchar con interés, generando conexiones y discursos que llevan la reflexión siempre un poco más allá.
http://www.albertcorbi.com/albert_corbi.html
La cuestión del equilibrio, una suerte de pacto con nosotros mismos se convierte en una búsqueda en la que estamos muchos. Uno ha hecho un recorrido, ha conseguido sacarse de encima algo de lastre, ha logrado algunas de las cosas que se había propuesto; la vida parece ofrecer, en la treintena, cierto grado de estabilidad agradable. ¿Y ahora que? ¿porque no se activa automaticamente el resorte de la felicidad cada día?
El otro día recordaba aqui mismo la frase de Erich Fromm "vivir es nacer a cada instante". Para nacer hay que morir. Ayer hablaba Albert de mudar la piel muerta, de lo dificil que resulta sacarsela de encima, y capa sobre capa, va adquiriendo un peso, una densidad que nos impide el movimiento.
Es necesario morir un poco para sentir la vida. Aceptar que todo es efímero.
Los rituales, que alguna vez funcionaron, se convierten en una repetición esteril, en una ilusión de realidad. Ya fué, ya no está. Esto es lo que hay ahora, el presente. Todos necesitamos una máscara para ir a determinados lugares, pero es importante conocernos, saber que debajo de esa máscara estamos nosotros. Cambiar de vez en cuando de máscara, que se vaya pareciendo cada vez más a lo que somos.
Aceptarse, con aciertos y días sin gloria, es aceptar la muerte. Eso debería amigarnos un poquito más con la vida.
Es un gran conversador, tiene la virtud de envolver al otro con sus palabras sin dejar de escuchar con interés, generando conexiones y discursos que llevan la reflexión siempre un poco más allá.
http://www.albertcorbi.com/albert_corbi.html
La cuestión del equilibrio, una suerte de pacto con nosotros mismos se convierte en una búsqueda en la que estamos muchos. Uno ha hecho un recorrido, ha conseguido sacarse de encima algo de lastre, ha logrado algunas de las cosas que se había propuesto; la vida parece ofrecer, en la treintena, cierto grado de estabilidad agradable. ¿Y ahora que? ¿porque no se activa automaticamente el resorte de la felicidad cada día?
El otro día recordaba aqui mismo la frase de Erich Fromm "vivir es nacer a cada instante". Para nacer hay que morir. Ayer hablaba Albert de mudar la piel muerta, de lo dificil que resulta sacarsela de encima, y capa sobre capa, va adquiriendo un peso, una densidad que nos impide el movimiento.
Es necesario morir un poco para sentir la vida. Aceptar que todo es efímero.
Los rituales, que alguna vez funcionaron, se convierten en una repetición esteril, en una ilusión de realidad. Ya fué, ya no está. Esto es lo que hay ahora, el presente. Todos necesitamos una máscara para ir a determinados lugares, pero es importante conocernos, saber que debajo de esa máscara estamos nosotros. Cambiar de vez en cuando de máscara, que se vaya pareciendo cada vez más a lo que somos.
Aceptarse, con aciertos y días sin gloria, es aceptar la muerte. Eso debería amigarnos un poquito más con la vida.
miércoles, 14 de enero de 2009
EL CUERPO SIEMPRE DICE LA VERDAD
Nuestro mejor amigo nunca se atrevería a decirnos la verdad tan crudamente como nos la dicen siempre los síntomas
Rüdiger Dahlke
domingo, 4 de enero de 2009
EL FINAL DE LA PELICULA
Supongo que todo proceso de cambio es de algún modo doloroso. Produce angustia no saber como acabará.
Pero es así como la mayoría de los escritores declaran sentarse a escribir. Con una idea aproximada que los mueve hacia un lugar, pero sin saber bien lo qe va a ocurrir.
En mi caso siempre he necesitado saber el final de la pelicula, aunque después ocurra todo de un modo distinto a como estaba previsto, no importa. Pero para meteme necesito tener la ilusión de saber lo que va a pasar.
Que aburrimiento.
Pero es así como la mayoría de los escritores declaran sentarse a escribir. Con una idea aproximada que los mueve hacia un lugar, pero sin saber bien lo qe va a ocurrir.
En mi caso siempre he necesitado saber el final de la pelicula, aunque después ocurra todo de un modo distinto a como estaba previsto, no importa. Pero para meteme necesito tener la ilusión de saber lo que va a pasar.
Que aburrimiento.
sábado, 3 de enero de 2009
NO SE LO QUE VIENE DESPUES
Se que no tengo respuestas. Se que no quiero mirar, hay algo que me cuesta mucho ver. Estoy cansado pero sigo; se que camino demasiado rato sabiendo que estoy caminando en la dirección equivocada. Se que me contradigo, me huyo.
Se que tengo miedo.
No se lo que viene después.
Se que tengo miedo.
No se lo que viene después.
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